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Foto del escritorAmarylis Fdz.C.

Tu Sonrisa un Reencuentro y un Beso. CAP. 4.

Actualizado: 18 ene 2020

Fin de la contención

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Es una sensación extrañamente dulce, cuando sientes a ese ”alguien” en tu pecho, relajado, confiado, y al mismo compás que tu respiración y tus latidos...



Capitulo 4

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Sam comenzaba a confiar, comenzaba a ilusionarse, y aunque le daba miedo, sin duda, le gustaba sentir que volvía a conectar con alguien.


Nico le había presentado a su hermana y mejor amiga, parecía que quería ir en serio. Soltaba comentarios que daban a pensar en futuro, estaba al pendiente de ella, y lo más bello de todo, aunque ambos ardían en deseo por estar juntos, él la respetaba, siempre la miraba con ternura y admiración, Sam podía notar el brillo en sus ojos, pero él jamás se propasaba, era todo un caballero y eso la tenía conquistada.


Y llegó el fin de la contención; Nico había conseguido derribar las barreras de Sam.

Cuando se despedían, ambos notaron que la atracción era demasiado fuerte, no tenían fuerzas para aguantar más tiempo, los besos eran cada vez más intensos, más salvajes, al mirarse a los ojos, supieron que había llegado el momento de probarse el uno al otro...


Estaban cerca del piso de Nico, asi que Sam decidió parar los besos de despedida y sugerirle a Nico aprovechar el momento...


-¿Estás segura?

-Estoy segura -se limitó ya decir mientras bajaba del coche-.


De camino a la habitación, Nico la envuelve en sus brazos y mirándola a los ojos, a esos ojos que ardían en deseo, quiso preguntarle de nuevo, pero le faltó el aliento para articular palabra, ambos se vieron reflejados en la mirada del otro y no dudaron más...


Nico no perdía el contacto visual, pero la acariciaba con sus labios como si quisiera recordar ese momento para siempre....


Sam le quitó la camisa y deslizó sus manos por su pecho y su abdomen, como si quisiera dejar su huella y aprenderse cada forma de su piel...


La respiración se les sincronizó, parecían conocerse de toda la vida, el uno daba con ese punto que el otro deseaba, un baile intenso y apasionado que no querían que acabara...


Culminó como el final de dos bailarines totalmente compenetrados, a la par, con la mirada fija el uno en los ojos del otro, y un dulce y tierno beso...


Inevitablemente sonrieron juntos, sabían lo que pensaban...

Casi diez años tuvieron que pasar para poder estar...


Sam estaba exhausta pero feliz, sorprendidamente feliz, se sentía plena, a salvo y satisfecha... muy satisfecha...


Nico no dejaba de mirarla, mientras acariciaba su cuerpo con delicadeza, a pesar de sentirse felizmente agotado y satisfecho, había un pensamiento que asomaba y buscaba inquietarlo, ¿será ésta su forma de despedirse de mi?.


Se hacía tarde y tocaba volver a casa, había que madrugar al día siguiente, así que debía irse, aunque no le apetecía nada... Se levantó de la cama y empezó a vestirse, mientras él la miraba, a pesar de tener los ojos claros expresaban más de lo normal, ella sentía su mirada por su cuerpo, como si fueran sus manos las que lo recorría... cuando se encontraban la mirada, les era imposible no sonreír...


-No tienes porque irte...

Sam sintió ese nudo en el estómago que siempre notaba cuando debía hacer algo que no quería...

-Mañana tengo que madrugar... -Dijo con ternura mientras acariciaba sus labios-.

-Yo también... -La miró con esperanza mientras apartaba un mechón de pelo de su cara y la acariciaba...-

-Me gusta como piensas... pero sabes que desde aquí no podré llegar tiempo...

-Mmmm pero quédate un poco más...

-Ya me gustaría... -Y le besó mientras acariciaba su pelo, su cuello y espalda lentamente...-


A punto de volver a empezar, Sam se detuvo, y le dio un beso en el cuello mientras se apoyaba para levantarse, sabía que no podía seguir, o amanecería y no llegaría a trabajar.


Él también se levantó y decidió acompañarla al coche, no quería despedirse, sentía miedo de que si se iba, la perdería...


-Avisa cuando llegues ¿vale?

Sam lo miró sonriendo, se le habían despertado las mariposas en el estómago al oírlo decir esa frase, y le volvió a besar.


Una vez a solas en su coche, suspiró, Sam estaba feliz, volvía a sentir, y con quien menos pensaba...


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