Se muy bien que no le quieres, porque veo desde hace mucho que ni tú te sabes querer.
Y me dirás que me equivoco porque te das caprichos que crees querer, incluso cuando no puedes permitírtelos. Que si que sabes porque estás con quien te da la gana, yendo en contra de lo que todos te aconsejan. Crees que te adoras porque chuleas sobre tus "proezas".
Pero yo aprendí a querer hace tiempo y me di cuenta de cuanto te equivocas, porque también creí que quererme era comprarme comodidades que no me llenaban. También confundí el amor de alguien que sólo me usaba para satisfacer sus necesidades fisiológicas sin ningún compromiso ni atención a lo que yo quisiera, sintiera o pensara, alguien convencido de que tenía la razón y el tiempo le hizo darse cuenta tarde de lo que tuvo y no supo valorar.
Por eso y mil cosas más, sé con absoluta claridad y certeza, que no te quieres, que no te valoras y en consecuencia tampoco a la persona con la que vives obsesionado.
Por eso no te cuidas, metes en tu cuerpo el aire que te envenena, te compras todo lo que se te antoja sacrificando tu futuro y una verdadera independencia, para llenar vacíos que jamás se llenan porque sigues confundido respecto a lo que quieres de verdad.
Esa es la razón por la que no cuidas como deberías tu físico, y lo machacas confundiendo la adrenalina y el subidón de la competición con la satisfacción que da el buen ejercicio.
De ahí que sigas volviendo a donde te "necesitan" en lugar de emprender un rumbo claro a donde te quieren de verdad.
Crees que debes estar donde te compensan con regalos cuando haces lo que quieren.
Sigues regresando donde no piensan en tu futuro y en tu bienestar, si no donde sólo quieren exprimirte más y más. En el fondo lo sabes, porque tú mismo haz visto que nunca es suficiente.
Hagas lo que hagas, digas lo que digas, jamás será suficiente.
Porque aquel que no te quiere y solo te utiliza siempre buscará lo que le pueda beneficiar de ti, sin pensar en las consecuencias, sin pararse si quiera a considerar el futuro que te arrebata.
Si te fijas bien, es como un mal jefe o un comprador de esclavos. Que no quiere que dejes de hacerle el servicio, que absorbe tu mente para que no veas sus verdaderas intenciones, te hace responsable de todo lo que va mal y justifica todos sus daños causados diciendo que fueron consecuencia de tus actos.
Siempre que le des lo que quiere saldrá algo más.
Te convence de todo lo que soporta de ti y que debes valorar todo lo que te da, como si solo tú causas los problemas.
Sin embargo quererse implica cuidarse.
Empieza por comer sano para que tu cuerpo se encuentre bien y a pleno rendimiento. Continúa por hacer deporte de manera responsable, cuidando tu cuerpo para que puedas disfrutarlo y no se convierta en un futuro, en la causa de una incapacidad que ocasione el sacrificio de más de una actividad que contribuya a salir del estrés diario. Pasa por eliminar vicios que no te dejan ir a plenitud en lo saludable de cualquier actividad física. Y concluye en la elección adecuada de los que te rodean, de aquellos que te hagan bien o que te aporten cosas positivas, desde amistades proactivas, sinceras y sanas, a familia que te apoye, te ayude y te respete sin coartar o manipular tus ideas y por su puesto a la elección de parejas que contribuyan a tu crecimiento emocional y personal en todos los sentidos que comparta la felicidad que ya tiene cuidando de la tuya.
Quererse a uno mismo también implica tomar decisiones difíciles, requiere de la valentía para alejarte de aquellos que no te permiten un desarrollo sano, implica fortaleza para distinguir lo bueno de lo malo que muchas veces se encuentra escondido en los placeres efímeros.
En ocasiones hasta nos creemos que es un reto, nos convencemos de que quien nos lastima cambiará, algún día gracias a nuestra insistencia abrirá los ojos y nos verá de verdad.
Sin embargo jamás ocurre, jamás pasará. Incluso habrá momentos que lo parezca, pero el espejismo será uno de tantos miles que desaparecerán.
Yo que lo aprendí, sé que duele, y muchas veces buscas lógica a todo lo malo, justificándolo, dandole la vuelta de manera absurda, encontrando así una excusa para seguir en ese hoyo donde hasta acabas encontrando comodidad, efímera, fugaz, pero a la que te aferras más y más.
Comienzas a buscar ayuda, crees que alguien tiene la respuesta, que sólo otra persona puede brindarte la cuerda que necesitas para salir de la profundidad.
Hasta que ves que a fin de cuentas tú mismo lo haz cavado y solo tú puedes llenarlo para salir a la superficie, a la verdadera realidad.
¿Mi mayor deseo hoy?, que ojalá aprendas, ojalá algún día te sepas querer de verdad.
Ojalá cuando hayas entendido y me busques, yo pueda ver en tus ojos esa verdad, ojalá no llegues tarde, ojalá no te conviertas en una historia más, de esas bonitas que se cuentan sólo cuando ya no duelen al hablar.
Sin embargo yo, que ya aprendí, también sé, que ya no te voy a esperar...
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