top of page
  • Foto del escritorAmarylis Fdz.C.

Y si no es confinamiento, Y si es introspección?



Siempre he estado en casa... Cuando vivía bajo el techo de mis padres, no es que me dejaran salir mucho, asi que aprovechaba las horas de clase y cualquier motivo o tarea para estar fuera... Recuerdo que me sentía desdichada cada vez que me perdía una fiesta o algún paseo de mis colegas, de hecho todas las experiencias externas que tuve, casi podrían decirse que las viví de forma clandestina. Creo que por eso mis "amores" adolescentes eran tan "intensos"... Era tan difícil verles y relacionarme fuera del contexto escolar, que cuando lograba ir a alguna fiesta o hacer algo distinto lo vivía muy diferente al resto... me desvivía por vivir el momento y con aprovechar cualquier excusa para acercarme a quien me gustaba...

Luego pasaba días imaginando mil historias y posibilidades, más allá de lo vivido, simplemente analizando las razones de cada gesto o suceso, por muy simple que fuera... Las miradas eran los gestos de los que más historia obtenía...


Al crecer hubieron más experiencias, pero seguían habiendo restricciones para vivirlas, no podía actuar con naturalidad ante lo que experimentaba pues tampoco podía hablar con naturalidad de ello, sabía que los prejuicios antiguos de mis criadores, me crucificarían, y muchas veces me flagelaba mentalmente a mi misma, por la impronta que dichos prejuicios ya dejaban en mi.


Pero entonces llegó la independencia, y aunque podía salir sin que nadie me juzgara, me costaba encontrar un equilibrio para que mi mente no sintiera que estaba haciendo algo indebido, asi que fui extremadamente prudente y comedida.

La mayoría de las veces me prohibía a mi misma salir, siempre había un excusa, como el cansancio o la falta de dinero... Pero aún así experimenté todo aquello que me faltó en la adolescencia, para mi entorno no era nada especial, pues ya se habían acostumbrado desde su infancia, a que salir y hacer planes fuera del contexto familiar era lo más normal del mundo para ellos... Lo cotidiano. Para mi seguían habiendo conflictos internos, pero eso me hizo ser más cauta, evaluar mejor las situaciones y evitar muchos líos.

Como una exploradora científica, empecé a observar más, poco a poco fui haciendo más cosas, conociendo a más gente y experimentando socialmente. Observaba mis actos y los de mi entorno, y sus consecuencias... Al cabo de unos años entendía que mis restricciones primarias me hacían más coherente y consecuente al resto, lo que evitaba que repitiera demasiadas veces los mismos errores. Por su puesto que me equivoqué mil veces, pero aprendía de ellos, a base de ensayo y error fui forjando a quien soy hoy en día.

No se si la vida me estaba preparando para un momento como el que estamos viviendo, pero el encierro no me afecta como al resto. Evidentemente tengo momentos muy oscuros, que me derrumban del todo, porque estoy más tiempo con mis pensamientos latentes y eso hace que me flagele mucho ante los errores que me parecen incorregibles y frustrantes. Pero es mi lucha interna la que me afecta, no la ansiedad por no estar fuera. Lo que ahora que lo pienso, me hace darme cuenta de que aún me queda mucho por aprender de mi misma, aunque ahora me conozco y me reconozco mejor que antes, sigo equivocándome a la hora de controlar los pensamientos que me absorben a la oscuridad y me alejan de mi verdadero espíritu optimista, práctico y emprendedor.


He descubierto que mi afán de independencia me alejaba de todos aquellos que buscaban formar parte de mi vida, y que aunque soy una persona particularmente amante del espacio individual y la auto-recreación, también soy una humana social y emocional que aunque no necesita la atención constante de aquellos a los que quiere, le atraen, le agradan o le importan, si echa en falta y valora más de lo que pensaba el aprecio de éstos en su vida.

Lo más importante de todo es que me está sirviendo para medir el nivel de importancia que tienen los variopintos gestos de mi entorno para mi, y me he dado cuenta de que hay mas seres que me aprecian en mi entorno de lo que creía, lo que me hace menos cínica a la par que más capaz de abrir equilibradamente mis emociones, logrando aportar nuevas y gratas experiencias a mi historia.


Descubrí, que a pesar de las distancias, estoy más cerca de los que quiero de lo que pensaba, y que éstos a su vez, piensan en mí más de lo que creía...Esto me da paz y en algunos aspectos, esperanza.

Observo que sentirnos queridos, nos hace sentir que existimos, da sentido a lo que somos y nos impulsa en positivo hacia nuestras metas y convicciones.


No sé hasta qué punto este escrito pueda ser interpretado como positivo y beneficioso para otros, pero a mi ser le resulta liberador, y espero que a quienes lo lean, les sea práctico en su introspección.

Para quienes están en mi vida activamente a día de hoy, esto es un gracias de corazón.

4 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Yo

bottom of page