Es inevitable cuestionarse.
Él no podía seguir con los pensamientos que le rondaban, las dudas, los recuerdos y toda esa maraña de ideas que se te vienen a la cabeza después de otra despedida amorosa...
Estuvo rondándola mucho tiempo después de que se quedara sola, pero ella no parecía la misma que antes, ahora no lo buscaba, ni le escribía, ni le llamaba... se decía a sí mismo que solo era que había madurado y la vida adulta la tenía muy ocupada, pero en el fondo una pequeña voz le gritaba ya ronca, <<te quiere pero ya no te ama...>>
Después de un tiempo desiste un poco, pero solo un poco, pues sigue mirando sus redes, como si quisiera encontrar alguna señal para alimentar su esperanza.
Pero estaba muy cansado de estar solo, y quería compañía, sentía esa añoranza por momentos y le daban ganas de salir corriendo en busca de su amada. Pero no lo hacía.
Se limitó a conocer más chicas, a rondar por algunas cuantas camas, para distraerse mientras esperaba a su enamorada, sin embargo ella no parecía inquieta, parecía no detectar ni su ausencia, como si estuviera tan distraía que no fuera si quiera consciente de que él aguardaba observando sus gesto buscando una señal de "avanza".
Se empezó a preguntar si ya estaría con alguien, y se atrevió a hablarle. Efectivamente estaba la chica haciendo un master en "evasión de sentimientos" con un maestro de dicha cátedra, y aunque no tenía ni idea de quien podría ser, divagaba en sus redes por si había algo que le dijera quién era el que la distraía y la distanciaba de sus redes pacientemente creadas para recuperarla. Pero no encontró nada, ella no publicaba nada de su vida íntima, de modo que si caías en el error de creer que algo podía indicar algo, te equivocabas y te perdías aún mas, como en un laberinto. Si querías saber de ella, solo podía escribir o llamarla, quedar y preguntarle. Y él no iba a arriesgarse a semejante evidencia, aunque muchas veces se lo planteaba.
Al final consiguió entretenimiento suficiente con un alma pagana, que parecía libre y divertida, perfecta para sus propósitos.
Y al principio intentó utilizarla para darle celos a su enamorada pero ella mas bien se alegraba de su "felicidad". Parecía incluso aliviada, y en vez de quedarse con esa imagen de amiga, divagó en la idea de una fingida simpatía porque albergaba sincera esperanza de que pudiera si quiera causarle cosquillas en el alma.
El tiempo pasó y meses más tarde la mentira acabó.
Su enamorada terminó el master a la par que él su breve "historia de amor inventada", y ella se cuestionaba si debía ejercer en el puesto que le había ofrecido el maestro, o si debía repasar los antiguos trabajos en busca de crear nuevas y mejores relaciones, con las mismas empresas que cuando era inexperta habían comenzado eso que todos llaman "amor". Así que le escribió, para no seguir pensando ese pasado que tenía que resolver o renovar, pues hasta después del fin de semana no podría concertar cita en esas oficinas, pero si con él, pues muy de vez en cuando también se planteaba una revisión de pruebas por si se había dejado atrás ... algo.
Sin muchas esperas se vieron y ella comprobó que no era la oficina donde quería emprender, ya lo sabía, pero necesitaba asegurarse... Él sin embargo parecía interesado en seguir investigando, evaluando cada gesto y cuestión como si de una nueva historia se tratara. Pero no era nueva, era una historia acabada a la que se le repasaba el final, solo para concretar las conclusiones que ya se habían sacado y así reafirmarlas.
El volvió a sumirse en su refugio de tierra y agua, la isla donde siempre que se perdía volvía a encontrarse, no se sabe si ya rendido de tanto y intento o si en busca de nuevas paganas que lo distraigan, pero esta claro que lo que no desea es seguir pensando, divagar en su mente nunca le ha gustado.
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